La conmoción aún sigue marcando la vida de la ciudad de Boston. La brutalidad de la tragedia dificulta que los ciudadanos puedan olvidar el trágico atentado que acabó con una tranquila jornada deportiva. Pese a que el perímetro de seguridad marcado por los investigadores ayer se redujo, la intensidad de los trabajos para esclarecer el atentado va en aumento y las pesquisas aumentaron.
La Policía analiza a fondo todas las imágenes que las cámaras de seguridad grabaron las horas anteriores y posteriores a las explosiones. Gracias a estas grabaciones, pudieron identificar a un sospechoso de haber colocado una de las bombas. La identificación se basó en el análisis realizado en dos cintas diferentes de vídeo. Las imágenes mostrarían a un individuo que acababa de dejar una mochila de nylon negro en el lugar donde creen que se habían colocado las bombas.
Este hallazgo se habría hecho a partir de las grabaciones y fotografías recopiladas de las cámaras de seguridad de los negocios cercanos a la línea de meta, teléfonos de espectadores y cámaras de televisión que filmaban la carrera. Este sospechoso es la única pequeña muestra de que el trabajo de las autoridades va hacia adelante, tras tres días de investigación sin éxito.
El propio presidente, Barack Obama, reconoció el lunes y el martes que «no sabemos quién o quiénes han sido». Ayer por la tarde, las autoridades de Boston habían convocado una rueda de prensa en la que prometían dar informaciones sobre un «significante progreso», pero no quisieron adelantar ningún detalle del mismo ante la insistencia de los periodistas enviados a Boston. Al cierre de esta edición, aún no se conocían los datos.
De esta forma, todavía no se había especificado quién era el hombre identificado. Tampoco se había ofrecido ningún nombre. Además de la identificación de este sospechoso, los agentes mantienen abierta la línea de la olla a presión que habría servido como arma explosiva, y que contenía clavos, bolas de metal y explosivos. Hecho con la intención de ser lo más mortal posible tras la detonación. Expertos en seguridad han indicado durante estos días que este tipo de utensilios de cocina se suelen utilizar para frabricar bombas en regiones como Irak,
Afganistán o Pakistán. Los especialistas han apuntado a que las empleadas en el maratón podían haber sido detonadas a través de un teléfono móvil por un terrorista nacional, pero tampoco quisieron descartar la posibilidad de que detrás de este atentado estuviese una organización internacional.
Esta cautela conduce a pensar que los responsables podrían estar fuera del radar de las agencias de seguridad de Estados Unidos o que mantienen una extremada cautela hasta estrechar el cerco sobre ellos. De momento, se sabe que la técnica utilizada para fabricar estos artefactos se detalló en un artículo de 2010 en la revista digital, Inspire, publicada por la red terrorista Al Qaeda. Fue la empleada en el intento de ataque en Times Square en 2010 y en Pakistán a principios de año.
Por otra parte, de los 176 heridos en el atentado, 70 permanecían en hospitales, 24 de ellos en situación crítica, les queda un largo camino antes de llegar a la meta de la recuperación, física y psicológica. Los médicos han reconocido el gran número de amputaciones que se han visto obligados a realizar y la cantidad de clavos alojados en los cuerpos de las víctimas.
Pero, como si quisieran desafiar al autor o autores del acto terrorista, muchos bostonianos corrían ayer por el Parque Boston Common y las calles adyacentes al lugar de la explosión mirando al frente. En la calle Newbury, cerca del escenario de la tragedia, se podía leer: «Boston es fuerte. Somos fuertes», aunque se respiraba una atmósfera de tristeza. Eduardo Rosales, de 38 años, dijo que había ido a reflexionar sobre lo que había pasado. «No pienso dejar de correr maratones. Tampoco voy a dejar de venir a Boston por esto.
Fuente
LaRazon
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