Todo estaba preparado para que ella se tirase del Gran Cañón atada de una cuerda para practicar un deporte extremo. El problema es que no se animó y, después que hicieran la cuenta regresiva varias veces, él se cansó y fue, muy tranquilo, a empujarla.
El abismo tiene 120 metros de profundidad y se puede ver el miedo que tiene la protagonista. "Nadie te obliga, pero será la experiencia más increíble de tu vida", le decía él para tranquilizarla, pero no alcanzó para que ella se tirase sin esa "ayuda" que le dio.
Eso sí, desde la caída, segundos después de que la empujara, ella le dijo que rompería con él. Él no tuvo otra reacción que tirarse al piso a reír.
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