
PARÍS. Estados Unidos dejará de ser la primera economía mundial, un privilegio que la potencia del norte ostenta desde la Segunda Guerra Mundial, pues China lo desplazará en ese rango en 2016, según las proyecciones difundidas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La entidad destacó en un reporte difundido en Pekín que la economía del gigante asiático se ha expandido con rapidez en los últimos años pese a un contexto internacional "terrible", aunque recordó que el aumento del Producto Interno Bruto (PIB) se desaceleró en 2011-2012, hasta un 7,8% el pasado año, su nivel más bajo en más de una década.
Sin embargo, la OCDE cree que el incremento del PIB repuntará al 8,5% en 2013 y al 8,9% en 2014.
La actividad económica china ha recuperado este impulso gracias al alivio monetario y a un repunte del gasto en infraestructuras, pero el contexto económico global sigue siendo "frágil", lo que complica la expansión del país.
"Si es necesario, existe espacio para estímulos fiscales y monetarios más prudentes", afirma el informe de la OCDE.
China ha hecho "grandes progresos" a la hora de lograr un crecimiento "inclusivo", pero cree que siguen siendo necesarias "importantes reformas" para garantizar una cuarta década de rápida convergencia de los niveles de vida y de crecimiento más sostenible, amplía.
"Los niveles de vida seguirán mejorando con rapidez si se implementan las reformas", asegura la entidad con sede en París.
El secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, destaca que la gradual recuperación de la actividad en China aporta un "fuerte respaldo" para las "ambiciosas reformas" que debe poner en marcha el gobierno si quiere continuar en este camino hacia la "prosperidad".
"Estamos alentados por la visión política del nuevo liderazgo y celebramos su énfasis en las iniciativas para hacer el crecimiento no solo más fuerte, sino también incluso y sostenible en los próximos años", agregó el trabajo, elogioso de Pekín.
El informe recoge las propuestas de la organización y las compara con las declaraciones de los líderes chinos durante el XVIII Congreso del Partido Comunista de China o con las previsiones del plan quinquenal 2011-2015, constatando que en muchos casos coinciden. ANSA
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