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sábado, 11 de mayo de 2013


La inflación hunde más a Maduro



 Nicolás Maduro recibió ayer la peor noticia posible a punto de finalizar su corta gira por los países del Mercosur. La inflación de abril se disparó un 4,3 por ciento para alcanzar el 12,5 por ciento en lo que va de año, el mismo día que gigantescas colas en Barquisimeto para comprar harina afeaban aún más a la llamada por Hugo Chávez “revolución bonita”. 

“Me ha sorprendido por lo alto. Creo que estamos en la senda de la inflación anual del 30 por ciento. La inflación está desbocada por culpa del gobierno de Maduro”, acusó el economista José Guerra. Ni siquiera él, que viene alertando desde hace meses de la situación crítica de la economía, daba crédito a una cifra que desnuda, una vez más, las teorías macroeconómicas del chavismo frente a sus países vecinos y aliados: la inflación de abril de Perú y Colombia se quedó en 0,25 por ciento; Chile (0,20 por ciento) y Brasil (0,55 por ciento). 

Y no sólo Guerra, alineado con las tesis opositoras, se muestra preocupado. También el propio chavismo. En un informe confidencial realizado hace semanas para el PSUV, los redactores alertan sobre la posibilidad de que estalle una “bomba atómica económica”, incluso que provoque un “estallido social”. 

Venezuela se sitúa así al borde de la recesión, muy alejada de los cálculos gubernamentales para este año y más cerca del 0,1 por ciento de crecimiento previsto por el Banco Mundial y la ONU. “La terrible cifra de inflación va a ahondar la crisis económica”, advirtió el analista político Edgar Gutiérrez. “Esto significa que nuestro país podría convertirse en la segunda nación con mayor inflación del mundo, sólo superada por Sudán. El gobierno estima que la inflación estará entre el 14 y el 16 por ciento, una meta inviable producto de la devaluación del 46,5 por ciento (decretada en febrero)”, vaticinó el economista Jesús Casique. 

Pero si Maduro sufrió ayer el impacto de las estadísticas económicas, mucho más lo siente la población. Los alimentos subieron un 6,8 por ciento en abril para un total de 16,2 por ciento en el primer cuatrimestre del año en un país donde las clases populares gastan la mitad de sus ingresos en comida y bebidas no alcohólicas. “El ‘enchufado mayor’ (Maduro) y su pandilla están destruyendo el país”, denunció Henrique Capriles en su cuenta de Twitter.

El propio Banco Central de Venezuela (BCV) reconoció que el índice de escasez de alimentos y productos básicos ha alcanzado la increíble cuota del 21,3 por ciento. 

“La aplicación de un estricto control de precios con la vana ilusión de disminuir las tensiones inflacionarias se ha expresado en una disminución de los niveles de producción de alimentos”, añadió Guerra para despejar una parte del laberinto económico que acogota a Venezuela. 

Quien mejor representa el terremoto que siente el país es el diario económico El Mundo. Su “mancheta” aparece el viernes partida por una flecha económica que se escapa de las tablas, con un título al pie: “Se disparan los precios de alimentos y transporte”. Otro titular sostiene la portada: “Racionamiento y colas se vuelven historia común”. 

Colas kilométricas como las vividas en Barquisimeto desde las 6 de la mañana, cuando ya cientos de personas se concentraban frente a un establecimiento del Centro Comercial El Recreo porque había corrido el rumor de que llegaba un cargamento de harina de maíz precocinada, la favorita de los venezolanos para hacer sus famosas arepas. Así fue, casi cuatro horas más tarde. Como si fueran prisioneros judíos de los campos de exterminio nazis, a los compradores se les fue anotando un número en su brazo, bajo la atenta mirada de la Guardia Nacional. 

Los pésimos datos, que airean una crisis macroeconómica de calado, debilitan aún más el gobierno en entredicho de Maduro. “Los mercados internacionales están castigando la incertidumbre económica de Venezuela aún más que la política”, reveló Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, que también investiga los vaivenes de los mercados. 

La crítica situación de desabastecimiento y elevada inflación es sólo uno de los cuatro problemas que agobian a la economía venezolana y al chavismo. El primero de ellos es el propio modelo económico, una suma de estatizaciones y regulaciones de precios y cambios que atenaza y destruye el sector industrial y agroalimentario. 

El segundo es la carencia de dólares. El BCV no cuenta con moneda extranjera para financiar las importaciones y el pago de la deuda extranjera, pese a que el barril de petróleo se mantiene siempre por encima de los 100 dólares.

Y el tercero, la emergencia eléctrica, que castiga a zonas del interior del país con constantes apagones. Una suma de ineficacia y corrupción ha debilitado la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica. 

Mientras tanto, el gobierno se defiende acusando de sabotaje y conspiración económica a la oligarquía y respaldándose en la crisis que asola Europa. Pero en América Latina la situación es muy distinta: Paraguay crecerá más de un 10 por ciento; Perú y Panamá se acercarán a una cifra entre 6 y 7 por ciento; Chile, Colombia y Bolivia tienen previsto hacerlo cerca del 5 por ciento; y Brasil y Argentina rondarán el 3 por ciento de crecimiento, según siempre el Banco Mundial.

 POR DANIEL LOZANO
Especial para DIARIO LAS AMÉRICAS



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