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lunes, 22 de abril de 2013


Nicolás Maduro, nunca presidente:Aurelio Pastor Valdivieso


Nicolás Maduro viene usurpando el poder venezolano desde el último 10 de enero, en que debió juramentar Hugo Chávez como Presidente. En ese momento culminó el periodo anterior y empezó uno nuevo. La Constitución venezolana es clara al señalar que ante la imposibilidad de asunción del mandatario electo, el Congreso le otorga el encargo al presidente del Parlamento hasta verificarse si el impedimento es momentáneo o si será permanente.

En caso de ratificarse la imposibilidad de gobernar, el propio Presidente provisional es el llamado a convocar a nuevas elecciones y mantenerse en el poder hasta la entrega al nuevo elegido.Maduro fue vicepresidente de Chávez en el periodo anterior. Los vicepresidentes venezolanos no son elegidos por el pueblo, sino designados por el mandatario tras su juramentación en el cargo. El vencimiento del mandato anterior significó también el cese en el poder de Maduro; sin embargo, aprovechando esa mayoría parlamentaria atropelladora que tienen, decidieron mantenerlo inconstitucionalmente en el cargo. Cosas de la democracia venezolana en que la propia oposición tiene su cuota de responsabilidad, pues lejos de oponerse a este avasallamiento de la Carta Magna, consintió la permanencia del hoy falsamente electo nuevo presidente.

Capriles también tiene que reflexionar sobre el desempeño que ha tenido en determinados momentos. La docilidad con que aceptó la derrota ante Chávez más parecía una claudicaciónpara evitar una futura persecución (como acabaron todos los que enfrentaron al exdictador) que el reconocimiento de una transparente derrota. Chávez jugó sucio, todos lo sabemos, utilizando fondos públicos y el incontrolable poder que tenía para terminar inclinando la balanza en su última postulación. Capriles fue tan tibio que los malpensados podrían haber especulado sobre una complicidad.

Ahora los chavistas vuelven a hacer tabla rasa de las normas. Un presidente en ejercicio que nunca debió serlo es elegido gracias a las artimañas de un Consejo Electoral que es solo parte de su maquinaria. Una proclamación que no esperó los resultados del extranjero, a pesar del virtual supuesto empate en las urnas y las casi 30 mil denuncias de actos fraudulentos durante la jornada.

Y finalmente, unos socios extranjeros que se prestan para teatralizar una "cita cumbre" con la finalidad de darle reconocimiento a un gobierno absolutamente ilegal (más la complicidad de "demócratas" como Toledo, que prestó sus votos congresales para permitir que la escenificación caraqueña esté completa).
Como lo escribí hace tiempo, los chavistas nunca se van. Pobre Perú.

Fuente
Correo

Aurelio Pastor Valdivieso



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