Liz Norden, madre de cinco hijos contestó su teléfono ayer para recibir la noticia de que sus hijos habían estado en la escena de la explosión.
“Mamá estoy muy mal herido”, le dijo su hijo menor de 31 años, cuando iba rumbo al Beth Israel Deaconess Medical Center en una ambulancia. En ese momento no sabía dónde estaba su hermano.
Según dijo la madre a The Boston Globe, su segundo hijo había acompañado a su hermano mayor al evento para ver a un amigo que iba a participar. Aunque su hermano estaba junto a él al momento del estallido, no pudo ubicarlo después por el caos.
En aquella llamada su hijo mayor le dijo a Norden que sus piernas tenían graves quemaduras. Lo que siguió fueron frenéticas llamadas telefónicas y pánico hasta que Norden tuvo que enfrentarse a la dura realidad. Sus dos hijos habían perdido una pierna de la rodilla hacia abajo. El mayor se encuentra recuperándose en el hospital Beth Israel Deaconess y el menor en el hospital de mujeres Brigham.
“Yo nunca imaginé, ni en mis peores pesadillas, que algo así podría pasar”, dijo la mujer al diario mientras esperaba en una butaca junto al la sala de emergencia del hospital Beth.
Cuando miró a sus pies con medias distintas porque se tuvo que vestir muy rápido para ir al hospital no pudo evitar que las lágrimas rodaran por sus mejillas, según el medio.
En ese momento ella no había visto a ninguno de sus hijos porque los doctores no habían autorizado las visitas. Ambos eran graduados de la escuela secundaria Stoneham High School y habían sido despedidos recientemente de sus trabajos. El mayor, tenía 33 años y vivía en Stoneham y el menor vivía en Wakefield. A ambos les gusta la pesca.
Los jóvenes, aparentemente, se encontraban al lado del niño de ocho años que murió, según la madre.
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